MPP. Oxon. Marcela Reynoso Jurado
En mi primera contribución como columnista para la Fundación María Teresa Ealy, además de sentirme enormemente complacida, pensé en cómo podría aportar más y enriquecer este espacio. Mi trayectoria personal y profesional me ha llevado a especializarme en todo el ciclo de las políticas públicas -desde que se presenta una iniciativa, hasta que se ejecuta y se evalúa- especialmente ,en distinguir las brechas por sexo y por género. Como especialista en la materia, me preocupa, pero también me ocupa contribuir al análisis y la reflexión del estado de la política pública en México y en el mundo.
Cuando estudiaba mi maestría en Oxford, llegó una pandemia que movió todos los pilares de la política pública en el planeta. Esto me llevó a realizar un análisis profundo sobre los principales ejes en los que las mujeres nos encontramos en desventaja. De manera enunciativa, mas no limitativa: la violencia, la brecha económica y laboral, el rezago educativo, la salud y, posteriormente, incluí la brecha tecnológica. En un mundo en el que la inteligencia artificial y la automatización de la información es cada vez más trascendente para nuestro desarrollo, deberemos enfocarnos en que esto no acentúe las desigualdades en todas las otras áres.
Es por ello que en esta primera columna abordaré el estatus en que el manejo de la pandemia de COVID-19 perjudicó a las mujeres y cómo a casi cinco años del primer caso de COVID en el mundo, se intensificaron las desigualdades de género. Se profundizaron problemas estructurales preexistentes y aumentaron las limitaciones en el desarrollo de las mujeres en distintas esferas.
Aumento alarmante de la violencia doméstica
El confinamiento dejó a muchas mujeres atrapadas con sus agresores, en un contexto donde la violencia estructural se manifestó de manera cruda y cotidiana. Durante los primeros meses de la pandemia, la Red Nacional de Refugios reportó un aumento del 81% en el número de mujeres, niñas y niños atendidos por violencia doméstica. Las respuestas oficiales, como la campaña “Cuenta hasta diez”, resultaron insuficientes y revelaron una falta de comprensión profunda sobre el ciclo de la violencia que muchas mujeres enfrentan. En lugar de soluciones concretas y con enfoque de género, estas campañas apelaron a la calma y al autocontrol, sin considerar el contexto de opresión que sufren miles de mujeres mexicanas.
Impacto desproporcionado en el ámbito económico
La pandemia también trajo consigo una devastación económica que afectó desproporcionadamente a las mujeres. De los más de 11.6 millones de personas que perdieron su empleo en México, una gran parte son mujeres, especialmente en el sector de servicios, uno de los más afectados por la crisis. Además, las mujeres enfrentaron una carga adicional: el trabajo no remunerado en el hogar, lo que incluye tareas domésticas y el cuidado familiar. Esto las ha puesto en una situación de triple carga, dificultando su permanencia en el mercado laboral y su bienestar mental y emocional.
Rezago en educación y brecha digital
La suspensión de clases y la transición a la educación en línea revelaron las disparidades digitales y educativas que afectan a las mujeres y niñas mexicanas. En un estudio que realizamos Paola Schietekat y yo, Marcela Reynoso, para la Secretaría de Economía en 2021, identificamos una brecha digital interseccional del 30% que debe ser atendida con urgencia. Muchas mujeres quedaron excluidas de la educación virtual por falta de acceso a internet o dispositivos tecnológicos adecuados. México, donde ya existe un rezago educativo importante para las mujeres, corre el riesgo de ampliar esta brecha, afectando su desarrollo en habilidades tecnológicas y digitales, cada vez más necesarias en el mercado laboral.
Crisis de salud materna y reproductiva
La pandemia también incrementó las complicaciones en la salud materna. México registró un aumento en la mortalidad materna, atribuido a la falta de acceso a servicios médicos durante el confinamiento, la suspensión de programas de salud reproductiva y el cierre de clínicas. La crisis sanitaria demostró que las necesidades de salud de las mujeres embarazadas no pueden ser ignoradas en tiempos de emergencia.
Hacia políticas públicas con perspectiva de género
La respuesta a la pandemia en México ha dejado claro que la igualdad formal, plasmada en leyes y reglamentos, es insuficiente. Necesitamos avanzar hacia una igualdad sustantiva que garantice condiciones reales de equidad y seguridad para las mujeres. En las siguientes contribuciones a este espacio, exploraremos cómo las políticas públicas pueden y deben responder a estas realidades para construir una sociedad verdaderamente igualitaria.