2 DE OCTUBRE Día internacional de la no violencia
Transformando Vidas: Primer Aniversario de la Fundación María Teresa Ealy Díaz en Apoyo a las Mujeres
En el marco del Día Internacional de la No Violencia, el primer aniversario de la Fundación María Teresa Ealy Díaz cobra un significado especial. Desde su creación, la Fundación ha asumido el compromiso de apoyar a mujeres víctimas de violencia, proporcionando recursos y acompañamiento para que puedan reconstruir sus vidas con dignidad y seguridad.
Este aniversario no solo marca un año de trabajo incansable, sino también de resultados concretos en la lucha por erradicar la violencia de género en México. La visión de la Fundación se alinea con los principios de la no violencia, promoviendo un entorno en el que las mujeres puedan desarrollarse libres de miedo y opresión.
La misión de brindar asistencia legal, psicológica y emocional a mujeres en situación de vulnerabilidad es un reflejo directo del compromiso con la justicia y el respeto a los derechos humanos. A lo largo de este año, la Fundación ha trabajado para visibilizar las problemáticas que enfrentan miles de mujeres y ha demostrado que el cambio es posible a través del diálogo, la empatía y la acción colectiva.
En su primer aniversario, la Fundación reafirma su dedicación a crear una sociedad más justa, en la que todas las personas, especialmente las mujeres, puedan vivir en paz y seguridad.
Un Llamado a la Acción en México
Este día busca fomentar una cultura de paz, diálogo y respeto a los derechos humanos. En un país como México, marcado por altos índices de violencia en sus diversas formas —género, infancias, criminalidad y violación de derechos—, este día representa una oportunidad para reflexionar sobre nuestro rol en la sociedad y cómo, desde nuestras esferas, podemos contribuir a la erradicación de la violencia.
La violencia en México: Un panorama alarmante. La violencia en México tiene múltiples rostros. Según datos de la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe), el país experimenta altos niveles de violencia estructural, institucional y social. A esto se suma la persistencia de la violencia de género y la violencia contra las infancias, dos flagelos que, pese a los esfuerzos de las autoridades, siguen afectando gravemente a la población más vulnerable.
En el caso de la violencia de género, ONU Mujeres ha subrayado que México es uno de los países con más casos de feminicidios en América Latina. La normalización de la violencia contra las mujeres se refleja en cifras escalofriantes: 10 mujeres son asesinadas al día en México, según datos de la CNDH (Comisión Nacional de los Derechos Humanos).
Este fenómeno está ligado a una cultura patriarcal que perpetúa la subordinación de las mujeres y, en muchos casos, la impunidad para los agresores.
La violencia contra las infancias también es alarmante. De acuerdo con UNICEF, el 63% de los niños y niñas en México ha experimentado algún tipo de violencia, ya sea física, emocional o sexual, dentro de su hogar o en la escuela.
Estos actos no solo vulneran los derechos fundamentales de los menores, sino que generan impactos a largo plazo, afectando su desarrollo integral y su capacidad para vivir en un entorno de paz.
A estas cifras se añaden los altísimos índices de violencia criminal y de derechos humanos que viven miles de mexicanos, especialmente en regiones azotadas por el narcotráfico y el crimen organizado. Desapariciones forzadas, homicidios y ejecuciones extrajudiciales son parte de una cruda realidad que coloca a México en el ojo del huracán en términos de violaciones sistemáticas de derechos humanos.
La No Violencia, un camino hacia el cambio social
La filosofía de la no violencia, no es simplemente la ausencia de agresión física; es una forma de vivir y relacionarse con el entorno basada en el respeto, la justicia y la dignidad. Tal como planteó Gandhi, la no violencia es una fuerza activa que combate la injusticia, pero lo hace sin recurrir a la violencia física o verbal.
La clave está en la resistencia pacífica y en el empoderamiento de las comunidades para transformar la realidad. En este sentido, resulta fundamental recordar los principios que la ONU establece para la construcción de sociedades pacíficas y libres de violencia: promover el respeto a los derechos humanos, fortalecer el estado de derecho, y fomentar una cultura de paz mediante la educación y el diálogo.
¿Cómo podemos contribuir como ciudadanos a erradicar la violencia?
Como ciudadanos, no estamos exentos de responsabilidad en la construcción de un México sin violencia.
Aquí algunas acciones concretas que podemos tomar desde nuestras comunidades:
- Romper el silencio ante la violencia de género.
La violencia de género sigue siendo una de las principales problemáticas en México. Para combatirla, es crucial romper el silencio. Esto significa: denunciar agresiones, apoyar a las víctimas y no normalizar conductas violentas o machistas en el entorno familiar o social.
La educación es clave. Promover valores de respeto e igualdad de género desde la infancia ayuda a erradicar la cultura patriarcal y a prevenir futuros actos de violencia.
- Educar para la paz
En el ámbito familiar y educativo, es fundamental promover una cultura de paz. Esto se logra mediante la enseñanza de valores como el respeto, la empatía y la solución pacífica de conflictos. El modelo de crianza positiva es una herramienta valiosa para evitar el maltrato infantil y promover el desarrollo saludable de las niñas y niños, sin recurrir a la violencia física o verbal.
- Fortalecer la cultura de denuncia
Muchas formas de violencia, especialmente la de género, siguen ocurriendo debido a la impunidad. Como ciudadanos, debemos contribuir a cambiar esta situación, incentivando la denuncia y apoyando a quienes se atreven a hablar. Las instituciones, por su parte, deben fortalecer los mecanismos de protección y seguimiento para las víctimas. Es indispensable exigir a las autoridades la mejora en la atención y el acceso a la justicia.
- Involucrarnos en proyectos comunitarios
Las comunidades pueden ser agentes clave en la prevención de la violencia. Participar en proyectos de organización comunitaria, como talleres de resolución pacífica de conflictos, programas de apoyo a mujeres en situación de violencia o la creación de espacios seguros para las infancias, es una forma activa de contribuir al bienestar colectivo.
En este sentido, la participación ciudadana es esencial para construir un tejido social fuerte y resistente ante la violencia.
- Exigir una agenda pública contra la violencia
La ciudadanía tiene el poder de exigir políticas públicas más efectivas y coordinadas para prevenir y erradicar la violencia. Esto incluye la implementación de programas de atención integral para víctimas, mejoras en la capacitación de los cuerpos policiales y judiciales, y una política de tolerancia cero ante la corrupción, que muchas veces perpetúa la violencia y la impunidad.
- Apoyar a las organizaciones defensoras de derechos humanos
Las organizaciones que trabajan en la defensa de los derechos humanos, como Amnistía Internacional, CNDH, y otras a nivel local, necesitan apoyo para seguir luchando contra la violencia. Desde el ámbito individual, podemos colaborar mediante donaciones, voluntariados o la difusión de sus causas.
Estas organizaciones son clave para visibilizar las violaciones a los derechos humanos y para presionar a las autoridades a tomar medidas efectivas.
Un futuro sin violencia: Un esfuerzo colectivo
Erradicar la violencia en México no es una tarea sencilla, pero tampoco es imposible. La clave está en el esfuerzo colectivo y en el compromiso de todos los actores de la sociedad, desde los ciudadanos hasta las autoridades.
Al conmemorar el Día Internacional de la No Violencia, tenemos la oportunidad de reflexionar sobre nuestro papel en la construcción de un país más pacífico y justo.
México enfrenta desafíos monumentales en su lucha contra la violencia, pero también cuenta con una sociedad cada vez más consciente y activa. La resistencia pacífica, tal como la propugnó Gandhi, sigue siendo una herramienta poderosa para el cambio social. En nuestras manos está el poder de transformar la cultura de violencia en una cultura de paz, respeto y derechos humanos.
Recordemos que la paz no es solo la ausencia de guerra o conflicto, sino una forma de vida que todos debemos adoptar y promover.
La no violencia es un compromiso que empieza en casa, en la escuela, en la comunidad, y se extiende a cada rincón de la sociedad. Es momento de actuar, de hablar y de trabajar juntos por un México sin violencia. Gracias por ser parte del primer aniversario de la Fundación María Teresa Ealy Díaz, A.C. Al unirnos, podremos lograr un país más pacífico.